¿Para qué invertir miles de horas hombre en la creación de alguna tecnología de reconocimiento de patrones aplicada a la astronomía cuando puedes valerte de una tecnología —el cerebro humano— perfeccionada gracias a miles de años de evolución? Y, ¿qué tal cuando el portador de tan sofisticada herramienta biológica es un voluntario entusiasta de la astronomía?
Leer original aqui:
The Milky Way Project: imperdible experiencia de ciencia ciudadana